Los pensamientos intrusivos pueden sentirse invasivos, repetitivos o difíciles de controlar. Mucha gente los vive en silencio por miedo a “estar exagerando”, pero en realidad son más comunes de lo que parece y tienen tratamiento.
Hablar con un profesional permite entender por qué aparecen, qué los activa y cómo empezar a relacionarte con ellos de una manera menos angustiante.
En las primeras sesiones, el foco suele estar en aliviar la carga emocional y en darte herramientas para recuperar calma en el día a día. Con el tiempo, el proceso ayuda a identificar patrones, aprender estrategias prácticas y crear un espacio seguro para que puedas expresar lo que te pasa sin juicio.
Si sentís que tus pensamientos te están sobrepasando, dar el primer paso puede marcar una diferencia. Un psicólogo capacitado puede acompañarte a transitar este momento y a recuperar la sensación de control sobre tu vida.
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