Debes elegir por lo menos una opción.
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¿Cómo saber si necesito ir a terapia?

A diferencia de lo que muchas personas creen, ir a terapia no es comparable a hablar con amigos, o familiares. Un psicólogo es un profesional de la salud mental capacitado en las áreas cognitiva (pensamiento), afectiva (emociones) y comportamental (conductas), que mediante diferentes técnicas y métodos de intervención, trabajará en conjunto contigo para identificar el problema y abordarlo de la forma más adecuada para tu situación.

Por otra parte, también existe la creencia en nuestra sociedad, de que al psicólogo solo van aquellas personas que están transitando un problema “grave” o que están visiblemente “mal” a los ojos de los demás. Sin embargo está lejos de ser así. A terapia puede ir cualquier persona que sienta la necesidad o quiera tener un espacio propio, de autoconocimiento, o que haya identificado cuál es el problema que lo aqueja y busque ayuda para resolverlo.

¿Cómo saber cuál es el tipo de terapia indicado para mi?

Hoy en día contamos con diferentes tipos de terapia, o lo que se conoce en psicología como corrientes psicológicas. Son diferentes enfoques psicoterapéuticos, que tienen sus propias técnicas y herramientas para abordar la problemática del paciente resultando más eficientes según la problemática a tratar.

Existen diversos tipos de terapia psicológica, ya que existen diferentes tipos de personas, que acuden a terapia por distintos motivos y con diferentes objetivos y problemáticas. Esto no significa que un enfoque psicológico sea mejor o peor que otro, sino que algunos se adaptarán mejor a determinadas personas y a sus necesidades. 

Las principales terapias

Terapia cognitivo conductual: Se enfoca en modificar los patrones de pensamiento, con el objetivo de modificar así el comportamiento y el estado emocional de las personas. Es el enfoque más recomendado para el tratamiento de trastornos de ansiedad, ataques de pánico, depresión, trastornos de conducta alimentaria, adicciones, entre otras enfermedades mentales. 

Psicoanálisis: Se enfoca en reconocer y analizar los factores inconscientes que determinan ciertos patrones de pensamiento, emociones y comportamientos, para lograr un entendimiento más profundo acerca de cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. Intenta identificar cómo aquellos factores inconscientes de la persona afectan sus relaciones cotidianas y su manera actual de vivir. 

Terapia Gestalt: Está enfocada en el presente más que en el pasado. Nuestra historia se mira desde una óptica del presente y se explora cómo vivimos y cómo nos afectan los hechos del pasado en el día de hoy. El objetivo es ayudarnos a superar nuestra problemática, haciendo que seamos más conscientes de cómo hemos llegado hasta el punto en el que nos encontramos, y a descubrir nuevas formas de sentir y actuar, que sean más útiles para el “aquí y ahora”,  y nos permitan adaptarnos a cada situación que se presente.

Terapia Sistémica: Este enfoque está orientado a las relaciones humanas. Se pone énfasis en las relaciones que tiene la persona a nivel familiar, social, profesional, etc. Su objetivo es ayudarnos a desarrollar la capacidad de diferenciar las situaciones y/o relaciones que nos son convenientes y nos fortalecen, y así poder prolongarlas en el tiempo. Así como aprender y lograr desprenderse de aquellos vínculos que nos debilitan y generan malestar.  

Cada caso es diferente por sus características individuales, por su historia de vida, sus conductas, sus formas de pensar y sentir, todo esto se tiene en cuenta a la hora de elegir las técnicas y herramientas a utilizar en terapia. En función de esto se elegirá cual corriente psicológica será más beneficiosa para nuestra situación. En caso de que estés considerando empezar un proceso psicoterapéutico podés consultar con un profesional de la psicología para evaluar y determinar cuál enfoque es más conveniente para vos. 

¿Cuáles son las señales que me indican que necesito ir a terapia?

Generalmente suele ser difícil identificar el “problema”, ya que este puede manifestarse de forma confusa, en sentimientos de malestar, inconformidad, e insatisfacción, que nos producen sufrimiento, pero no logramos identificar la razón de estas sensaciones. Por esto, en terapia incorporamos herramientas para aprender a identificar y afrontar estos conflictos de forma sana. Al mismo tiempo, nos permite realizar un proceso de autoconocimiento, donde aprendemos a ser conscientes acerca de ¿cómo nos hacen sentir nuestros problemas?, ¿que nos hacen pensar?, ¿cómo actuamos frente a estos sentimientos y pensamientos?, ¿cómo y cuándo surgen estos sentimientos de malestar?, y demás aspectos que van surgiendo a medida que avanzamos en el proceso de terapia.

Entre las diferentes señales que nos pueden motivar a consultar con un profesional psicólogo pueden aparecer:

Identificar una dificultad personal: ansiedad, depresión, adicciones, sentimientos de malestar y/o estrés prolongado.
Estar transitando una situación dolorosa: una enfermedad, un duelo, trauma o separación 
Percibir que tenemos dificultades en nuestras relaciones: problemas de pareja, problemas en la familia, con amistades, o en el trabajo
Tener deseos de cambio, o de mejorar en uno mismo: baja autoestima o aceptación, escaso autoconocimiento, incapacidad de expresar nuestras emociones de forma adecuada. 

Muchas veces el estigma y los mitos que existen aún acerca de la psicología pueden impedirnos buscar la ayuda que necesitamos, pero recordemos que no es necesario ni recomendable tocar fondo para decidir ir a terapia. Pedir ayuda no es una muestra de debilidad, al contrario. Es un acto de valentía y madurez, decidir salir de nuestra zona de confort y cuestionarnos, para poder crecer y desarrollarnos de forma sana, y así alcanzar un estado de bienestar emocional y psicológico. 

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