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Los 6 Tipos de Emociones

Por mucho tiempo nos han enseñado que expresar libremente nuestras emociones puede ser vergonzoso o humillante, y así, la sociedad en general, fue escondiendo su sentir. Aunque las emociones negativas fueron las más reprimidas, todas ellas han sido relegadas para la intimidad, o incluso, ni siquiera eso, las han escondido en lugares que no pueden ser vistas ni siquiera por quien las siente.

En este artículo hablaremos sobre las emociones, cuáles son, qué sentido tienen y por qué es importante poder vivirlas libremente. De esa manera explicaremos por qué se da, que en muchos casos, las personas se encuentran dominados por sus emociones

¿Qué son las Emociones?

Las emociones son estados afectivos que toda persona, algunas más y otras menos, experimenta a lo largo de su vida en pos de la adaptación. La presencia de una emoción genera una reacción subjetiva, tanto a elementos del ambiente como a sucesos internos, y va acompañada de cambios orgánicos, a nivel fisiológico y endócrino, que están determinados de manera innata. 

Las emociones son universales y no distinguen entre las diferentes culturas o etnias del ser humano. Incluso, se ha demostrado con estudios científicos que cada una de ellas puede aparecer ante ciertos estímulos comunes, y que también, existe una base neuronal y estructural a nivel del cerebro que se corresponde con cada emoción.

6 Distintos Tipos de Emociones 

Se han propuesto diferentes teorías en el campo de la investigación para categorizar a las emociones. El ser humano es un animal muy complejo, eso hace que se puedan enumerar un sinfín de experiencias emocionales subjetivas. Aún así, se han puesto de acuerdo con que existen 6 emociones básicas que luego pueden desencadenar en otras a un nivel más elaborado. 

Las seis emociones básicas son:

Alegría: esta emoción es, de las básicas, la única considerada como positiva. Supone una sensación agradable de satisfacción y bienestar, y está íntimamente ligada a la función adaptativa de la afiliación o de la congregación. 

Sorpresa: esta es entendida como la única emoción neutra, que deviene su carácter de positiva o negativa según el estímulo sorpresivo. Conlleva el asombro ante un suceso inesperado y se corresponde con la función adaptativa de la exploración. La sorpresa o la capacidad que tiene un ser humano de sorprenderse es muy importante para conocer e integrar el mundo y a nosotros mismos.

Asco: esta es una de las emociones primarias y negativas. Es entendida como un intenso desagrado ante algún estímulo desagradable o repulsivo. Está ligada a la función del rechazo, muy importante para el ser humano. Recordemos, no todo tiene que ser integrado o aceptado, a veces es mejor rechazar.

Miedo: otra de las funciones básicas que se viven de manera negativa. El miedo es la emoción que tiene, por excelencia, la función adaptativa de la supervivencia. Es considerada como una aprehensión provocada, por lo general, por la presencia de un estímulo amenazante o peligroso. El miedo nos protege contra ese estímulo desencadenando respuestas de huida, enfrentamiento o parálisis.

Ira: también definida como el enojo, es una emoción negativa primaria que se corresponde con el sentimiento de enfado, irritación o indignación. Adaptativamente, la ira cumple la función de la autodefensa. El enojo también nos ayuda a generar un distanciamiento con algo o alguien que puede estar haciéndonos mal.

Tristeza: esta es otra de las emociones básicas que se viven negativamente, aunque sea muy importante para el ser humano. Se corresponde con la sensación de desdicha o infelicidad. La función adaptativa de esta emoción es la de la reintegración personal. Esto quiere decir que la tristeza nos lleva a un viaje interior para descubrir aspectos personales que quieren transformarse creativamente.

¿Qué función tienen las emociones?

Como hemos visto, las emociones tienen en su esencia una función adaptativa para el ser humano, ya que movilizan al mismo en función de las circunstancias del ambiente para llevarlo a realizar la conducta esperada que habilite su supervivencia. La función adaptativa de las emociones es, sin lugar a dudas, la más importante.

Por otro lado, podemos darnos cuenta que las emociones tienen también otra función principal; la función social. La posible predicción del comportamiento humano a través de la emoción, le permite a la persona generar un mejor interrelacionamiento social. Las emociones ayudan a habilitar la expresión de los estados afectivos y por tanto comunicarse y empatizar con el otro, así ayudan a la interacción social y promueven una conducta social adecuada. 

Por último, y no por eso menos importante, encontramos otra función de las emociones; la función motivacional. La emoción y la motivación están íntimamente relacionadas, ya que todo proceso motivacional está guiado por una u otra emoción, ya sea la alegría, el enojo y hasta incluso el miedo. Las emociones son las que nos mueven, y por tanto, las que nos mantienen vivos en el momento presente. 

Emoción, Intención y Sentido: ¿Cómo puedo gestionar mis emociones?

Solemos creer que tenemos el control absoluto de nosotros mismos hasta que una emoción nos inunda y somos conducidos por algo más. Es muy común que, en variadas ocasiones, las personas sean dominados por la emociones y realicen comportamientos de los que, luego más calmados y en “frío”, se arrepienten. ¿Quién ha tomado el timón de nosotros mismo en esos momentos?

En esos casos, la emoción que se empareja con otros aspectos de nosotros mismos, generalmente inconscientes, es la que conduce nuestra conducta y nuestro cuerpo. Perdemos el control, y el mismo es tomado por la emoción y por lo inconsciente. 

La mejor manera de poder controlar las emociones, sin reprimirlas, y así vivirlas de una manera sanamente adecuada, conlleva distintas etapas. 

En primer lugar, es necesario que uno pueda identificar cual es la emoción que se ha hecho presente. Ese primer paso de discriminación de la emoción es muy importante, ya que nos da el pie para el segundo momento que es el de encontrar un sentido. Cuando ya sabemos que emoción está presente en nosotros podemos preguntarnos: ¿Por qué me siento así? O, mejor aún: ¿Para qué me siento así? O sea, con la intención de encontrar la intención de la presencia de esa emoción. Cuando encontramos esa intención, con ella misma viene dado el sentido, y consecutivamente, con el sentido viene dada la capacidad de conocernos un poco más e integrar eso que nos estaba manejando desde lo inconsciente.

El reconocimiento de la emoción trae consigo la formación de la identidad y la capacidad de autoconocimiento.

Emoción y Consciencia: algunos consejos prácticos

Identifica la emoción preguntándote: ¿cómo me siento?

Discrimina la emoción poniendo el nombre que lleva, o alguno que te parezca adecuado. También tener nuestro propio lenguaje interno puede ayudar.

Localiza la emoción en el cuerpo, ellas viven y se expresan a través de él.

Acepta la emoción y vívela libremente, no pongas juicios sobre la misma, ya pudimos ver que tiene una función y un sentido.

Encuentra el sentido y dale, a la emoción, la importancia que ella tiene. Es una nueva posibilidad de autoconocimiento.

Reflexión: “todos somos diferentes”

Como hemos dicho, la sociedad se ha encargado de reprimir lo máximo posible la expresión de las emociones en sus integrantes, incluso, algunas veces, al punto de crear ciudadanos enfermos. Esta represión de la sociedad se da en parte por miedo a la expresión de lo distinto, en su afán de homogeneizar a su población.

La emoción trae consciencia, y por tanto, ayuda a las personas a generar identidad. De esta manera, con la vivencia sana de las emociones se generan ciudadanos más únicos e irrepetibles, se realza la originalidad. A la masa le asusta eso, pero sin duda, con la nueva era y el surgimiento, incipiente, de una nueva consciencia colectiva, se habilita, cada vez más, la libre y sana vivencia de las emociones. 

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